12 de marzo de 2009

JÓVENES Y VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO


Amores, noviazgo y mucho más
Sara Amelia Espinosa Islas
Programa Universitario de Derechos Humanos, UIA Tijuana

Sin duda, el noviazgo constituye una experiencia importante en la vida de todo ser humano. Quién no se emociona por la llamada telefónica anhelada durante horas, los planes para ir al cine, al café o al antro, la caminata por una calle o la playa con las manos unidas y el beso furtivo que marca el comienzo de la intimidad son vivencias que nos roban suspiros y emociones y nutren la inspiración de la poesía romántica que se instala en la memoria de varias generaciones, recuerdos que se instalan en la memoria con un aire de nostalgia.

El noviazgo es una etapa emocionante y agradable que trae consigo descubrimientos y sentimientos. Sí, pero hay algo que pasa inadvertido, el noviazgo es la experimentación de la interacción entre parejas.

El noviazgo es algo más que flotar en una nube por el impulso de las pasiones y sentimientos; el noviazgo se vuelve un espacio de práctica de los mandatos de género adquiridos desde la niñez y reforzados cotidianamente dentro de la cultura. Dicho de otra manera, los jóvenes inician la relación del noviazgo con todo lo que significa “ser hombre o mujer” en términos culturales y sociales.


Por ejemplo, los varones cargan con la presión de ser fuertes físicamente, controlar sus emociones, seguros de sí mismos y, por supuesto, autosuficientes. De ellas se espera sean encantadoras, complacientes, agradables, tiernas y sentimentales. Así, las y los jóvenes incursionan al mundo de las relaciones de pareja impregnados por el peso cultural del género, con variaciones en mayor o menor medida, pero en esencia, se asume que los chicos deben resolver cualquier problema o eventualidad que se presente, cuidar y proteger a la chica que está con ellos y brindarle seguridad; por otro lado, es deseable que las chicas se adapten a las circunstancias dadas y complazcan con todos sus recursos a su compañero.

En el campo de la sexualidad, el mandato de género construye a los hombres como seres sexualizados dispuestos y deseosos de vivir encuentros sexuales para acumular experiencia en ese terreno. Parte “del ser hombre” implica separar el corazón del placer sexual; implícitamente eso lleva a la clasificación de las mujeres en dos: las que pueden ser amadas y por ende deben ser respetadas, y las otras, aquellas con las que se puede ejercer la sexualidad; noción de respeto que se traduce en una negación del contacto erótico y sexual de las mujeres consideraras respetables.

En el caso de las chicas, se les enseña a cuidarse, “a darse a respetar” como una señorita decente y respetable. Señoriota sinónimo de virgen, decente equivalente a sin deseo sexual, y respetable se traduce en dar a entender a los chicos las dos cualidades antes mencionadas.

Por otro lado, los hombres también aprenden que lo que más importante para ellos es labrar un porvenir laboral y económico exitoso que les permita ser el sustento de una familia; las mujeres, en cambio, asumen que un buen porvenir es hacer un buen matrimonio (y con ello un buen hogar). Como puede verse, las expectativas y anhelos en un beso, una caminata y una llamada significan algo totalmente distinto para cada uno dentro de la relación de noviazgo.

Cuando hablamos de “relaciones noviazgo” lo ideal es un ambiente de respeto, individualidad, comunicación y derecho a la toma de decisiones de forma independiente Sin embargo, en ocasiones esa relación se lleva dentro de un ambiente contrario al esperado.

Cuando en la relación de noviazgo una de las partes abusa de la otra, se enfrenta a un problema de violencia difícil de admitir bajo la esperanza de que quien la ejerce “cambiará”. Esa violencia puede darse de varias formas: física, verbal, sexual y emocional. La violencia se presenta con el propósito de mantener el control sobre la otra persona. Muchos casos identificados como violencia doméstica iniciaron desde el noviazgo.

En ocasiones, las y los jóvenes confunden la violencia en el noviazgo con “muestras de amor”, e incluso cuando el control no se presenta, se cuestiona el amor.

¿Alguna ocasión te ha sucedido algo así?; ¿Te suena familiar?:

  • ¡Él/ella siente celos… porque “me ama”!
  • Sus llamadas son constantes a lo largo del día… es que “se interesa mucho en mí”.
  • Constantemente me pregunta dónde estoy y con quién… es que “me cuida porque me ama mucho”.
  • Se molesta si no salgo con él/ella, incluso a veces se enoja porque asisto con mis amigas/os a lugares que son de mi interés… es porque “quiere estar conmigo más tiempo”.
  • Está en contra de las normas que me dicen en casa, incluso a veces me dice que debería desobedecer a mis padres… me ama tanto y se preocupa tanto por mi que “me defiende”.
  • Me dice qué ropa usar… cuida mi forma de vestir para que nadie se aproveche de mi en la calle o me falte al respeto.

Estos “signos de amor” son los principales aspectos a considerar como indicadores de una posible relación de control. Existen ciertos indicadores que debes observar:

• Invadir decisiones personales como a dónde voy y con quién.

• Intentos de controlar tus relaciones, tales como amigos, compañeros de estudio, compañeros de trabajo y hasta familiares.

• Crítica negativa a amigos y familiares.

• Estar pendiente de las amistades.

• Celos excesivos e injustificados que ocasionan situaciones de estrés.

• Amenazas y manipulaciones en casos donde las cosas no se harán a su estilo. Estas amenazas incluyen finalizar la relación.

• Expresar que es superior a ti (Ej. por ser hombre, por ser “más inteligente”, por ser de mayor edad, por tener mayor número de amigos).

• Conductas y expresiones posesivas como: “Me perteneces”.

• Supervisar tu apariencia personal y actividades sociales.

• Prohibir la oportunidad de estudio y trabajo.

La violencia en el noviazgo puede ocurrir de forma sutil. Puede darse tanto del hombre hacia la mujer como viceversa. La violencia no tiene género, edad, ni condición social. La mejor persona para cuidar tu relación eres tú. No ignores tus observaciones ni sentimientos, no los guardes bajo la teoría de que “las cosas cambiarán”.

ALGUNAS CIFRAS


En julio de 2008 se dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo realizada en 2007, elaborada por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) que se aplicó a 18 mil hogares en toda la República Mexicana a jóvenes entre 15 y 24 años (14 millones 61 mil 802 jóvenes), de los cuales sólo 7 millones 278 mil 236 tuvieron al menos una relación sentimental en 2007, entre los que se destacó:


* 15.5 por ciento de encuestados con relaciones de pareja ha sido víctima de violencia física


* 75.8 por ciento ha sufrido agresiones psicológicas


* 16.5 por ciento ha vivido al menos una experiencia de ataque sexual.


Con respecto a la clasificación de violencia física, la considerada leve (empujones, arañazos, jalones de cabello y mordidas) afecta a un 48 por ciento de los hombres y al 32.1 por ciento de las mujeres.


La clasificada como media (bofetadas, golpes, agresiones con objetos pesados, patadas y destrucción de objetos personales) y la severa (quemaduras, intentos de estrangulamiento y amenazas con cuchillo, navaja u otras armas) afecta al 61.4 por ciento de las mujeres

  • 90.7 por ciento afirmó que el primer motivo para relacionarse con su pareja fue que le gustaba mucho
  • 4.9 aceptó el noviazgo porque le insistieron
  • 2 por ciento por presión social
  • 36 por ciento de los casos el encuentro con la pareja ocurre en la escuela
  • 18 por ciento en la calle
  • 14 por ciento en una fiesta
  • Sobre los motivos que ocasionan el enojo con la pareja:
  • 41 por ciento de los hombres respondió que se molesta por celos
  • 25.7 porque su pareja tiene muchos amigos
  • 23.1 dice que se su pareja se enoja de todo sin razón aparente
  • Respecto a las mujeres, 46 por ciento coincidieron que se molestan porque sienten celos
  • 42.5 porque su pareja queda en algo y no lo hace
  • 35 por ciento porque considera que es engañada

En el tema de la violencia sexual:

  • 16.5 por ciento de los jóvenes ha vivido al menos una experiencia de ese tipo
  • 8.1 por ciento señaló que alguna vez han tratado de forzarlos a tener relaciones sexuales contra su voluntad
  • 1.8 reconoció que la obligaron a hacerlo. En ambos casos los principales agresores han sido novios, tíos y vecinos.

5 comentarios:

  1. Interesante. Creo que esto nos mueve el piso y nos pone a pensar seriamente y peor si de pronto nos vemos reflejados en esas formas de violencia y nunca lo razonamos.

    Gracias por el articulo, espero escribas mas de estos temas.
    Me gustaria que si siguen con su blog hablen de temas como homosexualidad y también sobre la pobreza y violencia en las calles de Tijuana y todo México. Wendy

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  2. esta informacíon es estupenda para nuestros hijos adolescentes !!! felicidades esta muy buena.

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  3. Hola Wendy, gracias por tus comentarios, por supuesto tomaremos en cuenta tus inquietudes para escribir sobre esos temas tan necesarios.

    Un abrazo

    Sara A. Espinosa

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  4. Gracias por leernos y sus cometnarios. Siempre tendremos en cuenta escribir artículos que sean de interés a los jovénes y que sean de utilidad a las madres y padres. Si usted tiene algún tema o sugerencia que hacernos estaremos siempre al tanto.

    Sara A. Espinosa

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  5. soy promotora comunitaria, trabajo dando informacion como prevenir la violencia, trabajo directamente con jovenes, esta informacion me sirvio muchisimo, gracias.

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